Cataluña no es homogénea. Ahí vive una comunidad compleja y plural, que es el resultado de las sucesivas invasiones de los Fenicios, los Árabes y los Romanos. Es un pueblo que está muy orgulloso de su identidad nacional y esto resalta hasta en pequeñeces, que representan la esencia de Cataluña y el patriotismo de los catalanes. Por ejemplo, es curioso constatar, que los catalanes no tienen, como los demás Españoles fuera de Cataluña, el toro protagonista de los souvenirs y publicidad. Ellos tienen en cambio el burro. También, contrariamente al resto de los españoles, los catalanes no bailan mucho flamenco, sino principalmente la sardana. Como dice el otro, los catalanes son un pueblo con temperament, muy hospitalario y sensible. Si se le pregunta a un catalán sobre las particularidades de su pueblo, no tardará mucho antes de que diga el secreto de las gentes de aquí: una buena dosis de entendimiento y de la desmesura, la locura de lo grandes. Y nos hablarán de Gaudí, Dalí o Bofill como ejemplos de este cóctel explosivo ¡que hace tan maravilloso el carácter catalán! También nos contarán que se sienten más europeos que españoles. Es cierto que Cataluña tiene una cultura propia tan marcada, es a la vez uno de los lugares más cosmopolitas de España. Oficialmente, Cataluña es una comunidad autónoma española. Pero la mayoría aplastante de los catalanes no se cuenta entre Españoles. Cataluña quiere más autonomía y lucha activamente por su independencia nacional. Y España desde luego está en contra de esta separación. Hablando en general, la identidad catalana guarda una estrecha relación con los intereses políticos, económicos y sociales de este pueblo, con la batalla de los catalanes por su derecho a conservar su lengua, tradiciones, costumbres, economía, organización social y política, para ser reconocidos estatutariamente en su autonomía por el Estado español. "¡Somos una nación!”, dicen los catalanes y continúan librando la "batalla ideológica" a favor de la identidad de Cataluña.
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