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Experiencias: excavando Gniózdovo
Ahora estamos empezando lo que esperamos sea un largo ciclo de experiencias. Experiencias de lo que vive cada alumno de historia en el primer año de sus estudios: abandonar el confort de la ciudad, meterse en un agujero en la tierra y ¡excavar! ¿Por qué atrae tanto y se convierte en un recuerdo inolvidable? Para eso hay que conocer más a fondo este fenómeno: la práctica arqueológica. Y vamos a empezar por un destino digno: Gniózdovo.
¿Dónde está?
Gniózdovo es un gran complejo arqueológico, situado en el curso superior del Dniéper, uno de los ríos más importantes de Europa Oriental, cerca del pueblo de Gniózdovo, cuyo nombre fue aplicado al yacimiento arqueológico. Como ya habrán comprendido ustedes, hablamos de la región de Smolensko. 
Por primera vez fue descubierto en 1867, y las excavaciones vienen siendo conducidas desde el año 1874.
Los principales investigadores fueron M. Kuscínski, V. Sizov, S. Serguéiev, D. Avdusin, E. Shmidt, y ahora es la doctora T.Púshkina, docente de la cátedra de arqueología de la Universidad Lomonósov de Moscú.

¿Qué es?
El complejo comprende una gran citania de los siglos X-XI y, también, una necrópolis  que sirvió de cementerio a la población. Es un enorme conjunto sepulcral con una superficie de más de 200 hectáreas. Hay allí más de 3 000 túmulos y algunos pueblos, incluso fortificados. Al día de hoy más de 1 200 túmulos han sido investigados. Su gran mayoría fueron construidos encima de los entierros paganos de la población permanente de Gniózdovo. La necrópolis de Gniózdovo es el mayor cementerio europeo de la época de los Vikingos.
El auge de la colonia tuvo lugar desde mediados hasta finales del siglo X, desarrollándose en la famosa ruta comercial de los varegos a los griegos. Juzgando por los materiales arqueológicos, representó un potente centro comercial y administrativo con una población multiétnica. Una parte considerable de los habitantes era formada por escandinavos.

¿De qué más hablan los materiales encontrados?
Todos los entierros muestran la riqueza de la población local, el alto nivel de la artesanía, amplios contactos internacionales. Podemos decir que Gniózdovo era una rica ciudad mercantil eslava en la ruta comercial de los varegos a los griegos. Es una lástima que su nombre original se haya perdido. Tras un período de esplendor, la ciudad inesperadamente dejó de existir en el siglo XI con relación al cambio de la situación internacional en la región y la caída de la importancia de la dicha ruta.

Gniózdovo ahora
Es uno de las pocas reservas arqueológicas de Rusia – territorios especialmente protegidos, lo que significa que el complejo arqueológico de Gniózdovo forma parte de los bienes públicos y debe ser rígidamente guardado. Por desgracia, irrupciones de rapiña son uno de los mayores problemas durante muchos años.

¿Cómo nos encontramos allí?
La buena tradición de práctica arqueológica expedicionaria para los estudiantes del primer año de historia nos permitió (a los grupos hispanohablantes, 1081 y 1082) visitar un lugar tan admirable. Además, no sólo visitar, sino gozar de todos los placeres de un verdadero arqueólogo durante dos semanas, compenetrándose con el espíritu del trabajo de campo, meterse de cabeza en comunicación con etáneos y, por fin, aprender a algo.

Trabajo en las excavaciones
Al subir al andén de la estación y encontrarnos con los dirigentes de nuestra práctica, se nos hizo claro que habíamos venido a parar en un lugar específico. Nada más llegar a nuestro campamento ("La casa del joven turista”, cerca de una línea automovilista, a los escasos kilómetros de Smolensko) los dirigentes de la expedición dieron unas instrucciones a los reclutas. En el mismo día nuestro grupo tuvo tiempo para ir a Smolensko, andar por sus bonitas calles, visitar el centro histórico de la ciudad, que por mucho tiempo fue el escudo occidental de nuestra patria. Smolensko es una ciudad totalmente penetrada por historia. Más tarde lo visitábamos muchas veces: la ciudad y sus habitantes nos acogieron calurosamente, y nosotros nunca lo olvidaremos.
Durante el día siguiente algunos ya tuvieron tiempo para hacer conocimiento con los colegas más ancianos, que participan en la expedición por muchos años. ¡Son personas notables! Entre hay tanto estudiantes de nuestra facultad, como gente que ya ha acabado la carera (y científicos, también), gente de otras universidades, y amantes de arqueología en general y de la expedición de Gniózdovo en particular.
El trabajo en las excavaciones (nuestro equipo excavó el suburbio de la citania, y el otro, un lugar misterioso conocido bajo el nombre convencional de Dacha) es un pasatiempo muy atractivo. En seguida saltó a los ojos como era organizado el proceso de trabajo. ¡Ni un solo movimiento de más! Pero ésto no es asombroso, es que durante muchos años la expedición científica ha perfeccionado su maestría de trabajo de campo, y ahora el orden en las excavaciones es perfecto. El segundo lo que sorprende agradablemente es la presencia de la colectividad unida tanto en las excavaciones, como fuera de la citania, después de la jornada de trabajo. Nos incorporamos en la compañía pronto y trabajamos bien desde el primer día. Nos encontramos con un liberalismo moderado en la citania: cada uno recibía cierta tarea propia antes del trabajo, pero, a pesar de ésto, no se prohibía cambiar tareas con los compañeros o descansar un poquito durante el trabajo. ¡Y fue muy a propósito porque hacía calor y la temperatura se elevaba hasta 40 grados sobre cero!
No puedo decirles mucho de los hallazgos porque no me entiendo de todos sus aspectos. Según el dirigente de nuestra expedición, hemos trabajado bien y algunos de los hallazgos son muy de valor para la ciencia.

Descanso
Claro que el objetivo principal de nuestra práctica fue adquirir algunas prácticas de trabajo de campo y ayudar a la expedición. Pero, sin duda, recordamos mejor lo que hacemos con el mayor interés. Por lo común, después del trabajo la gente volvía en sí durante unas horas. Alguien leía un libro, alguien iba a bañarse al Dniépr, alguien iba a Smolensko para comer (si no había tenido tiempo para hacerlo en el campamento o solía comer mucho) y los otros sólo dormían.
Todo lo más interesante empezaba por la tarde.  Encendíamos una hoguera cerca de la base, allí se reunía una compañía alegre: la gente tocaba la guitarra, cantaba canciones de los vikingos, contaba historietas interesantes, compartía la experiencia.
Una buena costumbre de la población arqueológica local, la de hacer unas salidas nocturnas a la citania y pasar el tiempo allí, en el mismo lugar de trabajo diario, nos gustó también. En particular tenemos que notar una antigua tradición de la expedición de Gniózdovo: en el día de la toma de Bastilla, el 14 de julio, hacen una original reconstrucción del acontecimiento. Estoy seguro de que ese día lo recordaremos por mucho tiempo.
La expedición es un verdadero pozo de variadas tradiciones, originales fiestas arqueológicas entre las cuales se destaca también La Berestá, una fiesta dedicada a la primera corteza de abedul con inscripciones encontrada en el territorio de Nóvgorod.

Categoría: №25 | Ha añadido: quepasa (08.11.2010) | Autor: Sergio Kirílov
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