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La frontera entre Cataluña y Francia
Para un ruso ir a España es como verse en otro mundo. Te encuentra la gente constantemente benévola y que cada vez quiere ayudarte. Los españoles sonríen mucho y son muy amigables. Su afección te acompaña durante toda la permanencia en este país, desde del primero y hasta el ultimo día ahí.
Habitualmente, mi viaje a España comienza en Cataluña. Y precisamente de ella y de la Francia española (a veces así llaman el sur francés) se tratará en este artículo. 
En Cataluña asombran dos cosas. Por un lado, asemeja mucho a Francia. Mayormente en su idioma. En la lengua catalana algunas palabras son parecidas con las del francés. Por ejemplo, "adiós” a menudo lo reemplazan con "déu”, y eso recuerda "adieux” en francés. O la palabra "ciudad” en catalán ("ciutat”) es afín al palabra francesa "cité” . Por otro lado, cruzando la frontera entre España y Francia sientes en seguida la diferencia de las mentalidades. Te encuentras con personas de otro tipo, todas llenas de dignidad. Sería incorrecto decir que los franceses no sean amigables. Pero hay alguna frialdad en su comunicación, estiramiento y ufaneza en el modo de hablar. En su compañía a menudo sientes torpeza por ser una persona de otro idioma y cultura.
 A pesar de la simplicidad de las costumbres, los catalanes respetan sus tradiciones. Eso no supone absolutamente que los jóvenes solitarios pasen el tiempo en casa. ¡Ni mucho menos! Pero sus distracciones son discretas. No son de los que quieren probarlo todo y en seguida. En el diálogo con los mayores no hay ningún desacato, ni siquiera escondido. Y lo más importante es que los españoles estén seguros de su mañana. Su vida está alegre y calma, llena de impresiones y planes para el futuro.
Un francés es más comprensible para un ruso. Su ritmo de vida recuerda mucho el de Moscú. Se puede decir que son más aparatosos, siempre tienen prisa, viven más rápidamente. Para un español común sería difícil comprender a un francés que ha aparcado el coche violando las normas (a diferencia de un ruso).
Es necesario hablar de la diferencia de los paisajes. Ya en el Sur Francia tiene poco que ver con España. Al norte de la frontera te encuentras un país de inmensos viñedos y mirasoles que cubren todo hasta el horizonte. El paisaje español es distinto. Es un país, donde cada valle es un camino al monte y se siente olor a mar.
 El contraste entre Francia y España es evidente. Imaginamos a los españoles como gente impulsiva, de temperamento apasionado. En realidad resulta que llevan una vida muy pacífica y puede ser un poquito aburrida. Los altaneros franceses son al contrario bastante impetuosos.
A decir verdad, el viaje al sur francés me ha hecho pensar, si existe tal concepto como la Francia española. ¿Probablemente deberíamos decir que Cataluña es una España francesa?

Categoría: №25 | Ha añadido: quepasa (08.11.2010) | Autor: Julia Sokolova
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