| En el lema de nuestro periódico hay tres palabras claves, una es "hispanohablante”. De todas maneras, dedicamos las ediciones del "¿Qué pasa?” al mundo hispanohablante pero no hay que olvidar que este mundo es muy diferente. Sin duda, el País Vasco es una región más especial que otras, con una cultura única, una lengua enigmática cuyas raíces se pierden en la noche de los tiempos. Hablando en rigor, el País Vasco no es hispanohablante y tiene su propia lengua, el euskara, la lengua y cultura vasca no tiene mucho en común con las de la mayoría de los pueblos de origen romano pero es parte inseparable de la monarquía española, sus caminos se han enredado hace mucho tiempo y ahora muchos vascos no apartan sus vidas de España. Así que ahora os presentamos el número 28 del "¿Qué pasa?” dedicado al mundo vasco, a su cultura e historia. Hemos tratado de reunir materiales muy diferentes y originales y profundizar lo más posible en esa interesante cultura. El la página 13 encontraréis la experiencia personal de Tatiana Glébova que vive en Bilbao casi un año y ha acabado integrada bastante bien en la sociedad vasca, tres paginas después hay un artículo en que Margarita Sávchenkova analiza un elemento esencial de cada cultura, el cine, y las obras de un famoso director vasco Julio Medem y lo vasco en sus películas, volved algunas hojas y veréis la entrevista con Jon Cortázar, escritor vasco que habla del desarrollo de la literatura vasca y su camino hacia los lectores. En las palabras de Mikel Zalba el pasado encuentra con el presente y es un paso hacia la comprensión de lo vasco, además, es un profundo diálogo sobre los valores fundamentales de la sociedad vasca y su historia. Si no conocéis el proyecto vasco-ruso "Gernika” os aconsejo que leáis sin falta la entrevista con Roberto Serrano que es filólogo y profesor de literatura vasca en el Instituto Zaraobe de Amurrio. Roberto comparte con nuestro periódico su experiencia extraordinaria de trabajar en Rusia y razona sobre la colaboración entre los vascos y los rusos. Para terminar, me gustaría preguntarme: ¿con esta edición acabamos de conocer el País Vasco y no hemos dejado lagunas? Si dejamos algunas, entonces, ¿será que nuestro trabajo no ha tenido éxito? A mí, que el proceso de conocimiento no tenga un punto final, me parece increíble. Os dejamos unas lagunas para que las llenen vosotros mismos pero ya con nuestra pequeña ayuda. ¡Nos vemos en el País Vasco!
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