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Inicio » Artículos » Año lectivo 2009/2010 » № 21

Siempre “hasta siempre”. Acerca de la exposición “Che. Hasta Siempre” (Dom Naschókina, Moscú)
La cabellera enredada con una barba espesa, la mirada fijada a lo lejos y una indispensable boina con estrella – esta imagen hoy es conocida por todas partes del mundo. Nos mira de las pancartas, las camisetas, los sacos у los “badges”. Hoy es poco probable encontrar una persona que nunca le ha visto, nunca ha oído algo del Comandante Che Guevara. Para el personaje que fue, esta suerte estaba escrita. El carácter intransigente, el espíritu de sacri- ficio, el verdadero don de elocuencia le han hecho rápidamente un ídolo de protestantes de todo el mundo. Su muerte de mártir a manos de sus enemigos lo inmortalizó de manera definitiva. Pero tal fama genera un dilema: como distinguir la persona real de su aureola legendario? Los organizadores de la exposición “Che. Hasta Siempre” intentan contestar a esta pregunta.

“La idea de la exposición fue premeditada hace más de un año, – dice Eugenia Hilkévitz, creadora del proyecto. – Hemos visitado la Fundación Che Guevara, donde nos hemos encontrado con su fundador, Camilo Guevara, y hemos examinado muchos materiales biográficos. A la vez hemos empezado a acumular unas obras del arte que puede ver en el piso bajo. Como resultó de nuestras búsquedas, la vida real del Che es bastante poco conocida. Es un icono, un símbolo de la revolución y la lucha, pero su personalidad, su propio camino son la sombra de este icono. Nos parecía importante recordar al gente al genuino Ernesto Guevara, ya que su ejemplo es verdaderamente inspirador”.

La exposición en Dom Naschókina es la primera sobre Che Guevara en Rusia organizada con tal escala: entre los “sponsors” principales figuran el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia y la embajada de Cuba en Rusia. Pero no es única en su clase. En memoria de la Revolución Cubana fueron organizadas una serie de exposiciones semejantes (en América Latina, en Canadá etc.).

Las impresiones de los visitantes han justificado de largo el tiempo gastado. La exposición consiste en dos partes, cada una de ellas teniendo su propia unidad estilística. El piso superior es decorado en tres tonos – blanco, negro y rojo – como para recordarnos la fuerte conexión entre la revolución y el destino del comandante. El negro simboliza el pasado tenebroso, el blanco – el futuro luminoso, y el rojo – el valor de paso del uno al otro. Unos amplios datos generales sobre el papel del Che en la Revolución Cubana, unos fragmentos sabiamente seleccionados de sus intervenciones, lo mismo que cartas, misivas y versos ilustran la formación de su personalidad, sus opiniones, sus relaciones con compañeros y parientes. Cerca de ellos nos aparecen fotografías del famoso comandante. Ahí está en la tribuna pronunciando un de sus discursos ardientes, ahí – en lo profundo de la muchedumbre al lado de Fidel Castro, y ahí – en un encuentro con los líderes soviéticos. Casi en todas tiene el mismo aire: un uniforme oliváceo, no afeitado, con un puro en la boca. Che despreciaba cualesquiera manifestaciones de oficialidad y se preocupaba raramente de su exterior, lo mismo que de su salud: ni su fuerte asma no fue un obstáculo a su costumbre de fumar. Afirmaba en broma que eso fue su manera de luchar contra el hambre. Su otra tarjeta de visita fue la sonrisa. En este aspecto la foto célebre de Alberto Corda está en minoría. A pesar de todas las dificultades y sufrimientos, el Che nunca perdía el buen estado de ánimo. Hay que añadir que Guevara fue un buen fotógrafo y se gano la vida de eso un tiempo. Sus fotos también se pueden ver entre las demás.

La segunda parte esta dedicada a la iconografía del Che, a su “vida después de vida”. Muchos pintores de diferentes países se inspiraban en él. Primeramente, sus imágenes han aparecido en las pancartas de agitación cubanos poco tiempo después de su muerto, destacando la insensibilidad de la revolución y la gloria eterna esperando sus héroes. Esta manera de canonización ha dejado huellas profundas en la memoria de la gente. Por ejemplo, los jíbaros de una aldea boliviana tienen una especie de oración dirigidos al “pobre Che”. Los pintores de “pop - art” han apreciado rápidamente el potencial de tal figura, han creado multitud de réplicas de diversas formas y en ocasiones extravagantes. Así, han explotado las formas arquetípicas (Salvador, Mártir, Conquistador, etc.) para interpretar o aún poner en ridículo este culto. La pintura de José Leiva “Mesía” muestra al Che Guevara con el aspecto de Cristo, sus colegas Manuel Mendive y Alicia Leal han utilizado en sus obras los elementos sobre mitologías orientales. Una alusión al lienzo famoso de Endy Warhol “Marilýn Monroe” tiene el aire de burla a todos clisés traídos consigo por la leyenda del Che.

Pues, la medalla de la fama universal del Che tiene su reverso. Por una parte, su ejemplo debería inspirar a los guapos para “luchar contra lo imposible [en este caso concreto – el sistema capitalista] y vencer”. Pero la ironía consiste en que el Che mismo se convirtió a un producto de este sistema. Él, que durante su vida fue un implacable luchador contra la burguesía después de su muerte le dio millones simplemente por su cara. Vale la pena mencionar que el caso del Che tiene mucho en común con el movimiento de punkis surgido más tarde en Europa. Entonces las autoridades fueron seriamente atacadas por estos sombríos adolescentes que generan disturbios, maldicen el régimen y no respetan ni el orden, ni las leyes, ni la moral. La salida vino a ellos de la parte inesperada: el espiritu de la epoca llamo la atención de los diseñadores y modistos y... le generaron una moda. Al perder su rasgo característico de protesta contra el sistema y su status de contra-cultura, los punkis se redujeron a una cultura y dejaron de ser peligrosos. Esta táctica de alivio de la tirantez interior y canalización de agresión popular se justificaba más de una vez en la historia. Por lo visto, la comercialización de Che Guevara podía perseguir objetivos similares. De una manera u otra, la exposición da mucho que pensar sobre este problema.

Una cosa más que debemos decir es que la exposición atrae igualmente a mayores y jóvenes. Para los coetáneos y testigos de acontecimientos es la posibilidad de evocarlos en memoria, para nuestra generación – de revisar de nuevo opiniones y estereotipos. Y de paso deleitarse del acompañamiento musical reproduciendo las canciones escritas en honor del comandante. Sabemos que la presentación no ha pasado desapercibida: los visitantes han podido escuchar “Hasta siempre comandante”, “Alma morena”, “Canción del Elegido” y demás en la interpretación en vivo. El éxito de la exposición puede presuponer la continuación (ya fue prorrogado por dos semanas). “Nuestro plan inicial fue más amplio, pero la crisis no nos permitió a hacerlo, – confiesa Eugenia Hilkévitz. – Tenemos esperanza a volver a esta idea en el futuro”.

Es lo que les deseamos a los organizadores. 
Categoría: № 21 | Ha añadido: quepasa (22.10.2009) | Autor: Antón Soldátov
Visiones: 782 | Ranking: 0.0/0
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