En general los estudiantes de historia tienen alguna práctica cada verano. Voy a contar una de las variantes más difundidas.
Casi cada estudiante de historia se enfrenta a la necesidad de pasar por una práctica arqueológica. Creo que es una experiencia única. Algunos vuelven con el deseo de olvidarlo como un sueño terrible pero otros encuentran el sentido de su vida. No se puede describir el ambiente de una práctica arqueológica, hay que experimentarlo todo por sí mismo.
Creo que lo mismo se puede decir sobre una práctica etnográfica. Es muy interesante. Es posible estudiar los pueblos, hablar con la gente. Me parece que en estas palabras, "hablar con la gente”, se encierra algo mágico. Pero no hay que pensar que esta actividad es muy simple. Parece que a veces es mucho más difícil que el trabajo profundo de la arqueología.
La biblioteca es un sitio clave para el estudiante de historia. La práctica da una posibilidad de envolverse en la dinámica interna de cada lugar. Para algunas personas eso parece un poco aburrido, pero es posible encontrar algo interesante para sí mismo.
No estuve en los archivos grandes pero una amiga mía se quedó muy encantada. Dice que allá hay un ambiente especial: muy familiar y muy cómodo. Creo que las personas que trabajan allá son muy interesantes.
Algunos estudiantes (felices) van a San Petersburgo y pasan la práctica en los museos. Lo que se puede ver allá no se puede ver en ningún otro lugar.
¡Ah, Cómo quisiera ir allá! Pero a veces la práctica consiste en ayudar a la cátedra.
Uno de las demás variantes es la comisión de ingreso de la facultad. Algunos la escogen para evitar la práctica arqueológica... pero hay personas que lo eligen por su deseo e interés.