¿Cómo fue creado el Universo? ¿A
qué parecía en los primeros instantes de su existencia? ¿Nació en un
determinado momento o existió siempre? ¿Por qué es como es? Son preguntas que
interesan a la gente desde hace miles de años. Nuestra imagen del Universo fue
cambiando durante la historia desde la Tierra plana sobre tortugas hasta la noción del
Universo que tenemos hoy, donde nuestro planeta es un cuerpo celeste chiquitito
en una galaxia entre millones de otras. Durante siglos se discutió si el mundo
apareció en algún momento o estaba siempre así como hoy. Las observaciones de
estrellas lejanas a principios del siglo pasado comprobaron que el Universo no
es inmóvil, sino va expandiéndose, porque esas estrellas se están alejando de
nosotros. Y esto quiere decir que en épocas anteriores los objetos espaciales
estaban mucho más cerca entre sí y, consecuentemente, que en un momento del
pasado todo el Universo empezó a expandirse de un punto infinitamente pequeño y
extremadamente denso. La teoría de la Gran Explosión (The Big Bang en inglés) que
describe el comienzo del Universo por una explosión que creó todo lo que vemos
ahora, es la más aceptada en el mundo científico hoy en día. Para intentar
comprobarla y entender cómo empezó todo los científicos propusieron en 1980 el
proyecto del Gran Colisionador de Hadrones (The LHC (The Large Hadron
Collider) en inglés). La CERN[1]
lo acepto sólo en 1994 y en 1998 empezó la construcción y elaboración en la
cual participaron miles de científicos de todo el mundo, entre ellos unas
centenas de Rusia.
¿Qué es ese aparato y cómo funciona? El LHC es el
acelerador de partículas más grande y potente en el mundo y situado en la
frontera entre Francia y Suiza. Su parte más importante es un anillo de imanes
superconductivos de 27 km
de largo con estructuras aceleradoras para aumentar energía de las partículas
(protones, las partículas subatómicas de carga positiva) que se mueven dentro
del tubo de imanes. Se forman dos rayos de partículas en direcciones
diametralmente opuestas y se chocan entre sí 800 mil millones veces por
segundo. Los protones son acelerados a velocidades del 99% de la velocidad de
la luz y tienen energías muy grandes. Chocándolos se producen energías extremadamente
altas (aunque en la escala subatómica) que permiten simular algunos eventos que
ocurrieron durante o poco después del Big Bang que en su lugar va a comprobar o
no la dicha teoría. Por ahora todo lo que pasará durante la colisión existe
sólo en papel, pero si sale bien el experimento, podremos recibir respuestas a
muchas cuestiones de física. Entre los productos de la colisión esperan
encontrar el mítico bosón de Higgs (llamado también “partícula de Dios”) que si
es detectado comprobará la teoría actual del Big Bang y explicará el origen de
la masa y las fuerzas gravitatorias. Hay posibilidades de descubrir dimensiones
extra en la escala subatómica, entender por qué no existe más la antimateria,
qué es la materia oscura que forma mas del 95% del Universo y de qué al final
consisten los átomos que forman toda la materia visible.
El Gran Colisionador de Hadrones trabaja con
energías y temperaturas muy altas (el centro de la colisión va a tener
temperatura 100000 más alta que la del centro del Sol). Todos los imanes
superconductivos que rodean el tubo van a ser congelados hasta los –271.25 ºC
(ó 1,9 K, muy cerca del cero absoluto). En condiciones de energías tan altas en
el primer lugar después de la precisión de la construcción y de los ordenadores
y dispositivos de medición está la seguridad del experimento, la ausencia de
cualquier peligro para la humanidad. Mucha gente piensa que la realización del
proyecto puede destruir nuestro planeta. A principios del año 2008 dos
científicos mandaron una demanda a un juzgado de los EE.UU. para denunciar los
posibles peligros del LHC. Entre las consecuencias estaban: la creación de un
agujero negro que devoraría nuestro planeta; la creación de la materia exótica
estable que convertiría la materia común en la exótica que acabaría con el
mundo como lo conocemos, etc. Para cancelar el juicio la CERN realizó numerosos
estudios sobre la posibilidad de estos acontecimientos y afirmó que el LHC no
tendría ninguna consecuencia peligrosa y hasta si lo tuviera, serían los
agujeros negros microscópicos u otros objetos que desaparecerían en fracciones
de segundo. Nuestro planeta cada día choca con los rayos cósmicos con energías
mas altas que las del LHC y todavía existe. Lo peor que puede pasar es que
alguna parte del rayo se desvíe y se dañe el LHC. Pero a la gente le impresiona
más lo que dicen los medios de comunicación que los científicos y todos
esperaban el fin del mundo el 10 de septiembre cuando sólo se realizó un
intento de llevar un grupo de protones por todo el tubo. Ahora lo esperan el 21
de octubre, el día de la inauguración del colisionador y la primera colisión de
partículas. Pero entonces van a probar un choque a energías bastante bajas, un
colisionador en los EE.UU. funciona a esas energías ya 8 años y el mundo no se
acabó ni una sola vez.
Marina Tarásova es estudiante de la
Universidad Técnica Bauman
[1]CERN - Organización Europea para la Investigación Nuclear
(la sigla es la del antiguo nombre en francés de tal institución: Conseil
Européen pour la
Recherche Nucléaire)