Hablemos del amor es el título de una canción muy famosa que Raphael canta con dulzura... Y de manera convincente. Hablemos pues del amor: ¿por qué las personas a las que queremos no nos quieren y no queremos, en cambio, a las que sí nos aman? Se trata de una pregunta que he leído en numerosas ocasiones y que he oído últimamente de mis conocidos y desconocidos. ¿Por qué esos desencuentros de almas? ¿Por qué esa aparente falta de armonía? Preguntas que vienen sin que se les dé ninguna respuesta.
Será el ansia juvenil de construir mitos sin comprender aún muy bien a las personas, esa juventud que «va buscando a quien amar». En una edad más madura es esa carga de experiencias negativas que uno lleva detrás suyo, unos complejos exacerbados, acumulados a lo largo de la vida... Se podrían dar más razones inmediatas pero ninguna respuesta fundamental. ¿Qué aconsejar ante esta situación? Yo no soy nadie para dar consejos, de modo que sólo me gustaría pedir algo a mis amigos y lectores: sobre todo, que respeten a la persona a la que pretenden amar, que respeten sus sentimientos, sus intereses (algo elemental en las relaciones y que inspira confianza); que no sean egoístas, que no sólo lo declaren sino que aspiren de verdad al bien del otro; que además respeten a la persona, a los sentimientos e intereses de quien les ama; que sean posiblemente más sinceros, abiertos, y sencillos porque así habrá menos malentendidos y, por lo tanto, menos sufrimientos inútiles. Sólo sufrimientos bellos, como decía un poeta. Amen.