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Inicio » Artículos » Año lectivo 2008/09 » № 18

Duende – el espíritu místico del Flamenco
Hoy día el flamenco se hace más y más popular. Mucha gente baila, canta y toca flamenco. ¡Pero no todos, ni mucho menos! Hablando más exactamente, sólo unos selectos saben y prueban que la inspiración verdadera es el Duende.
El duende es el alma del cumplimiento del flamenco, sin el que este arte se hace imposible. Esta palabra es de origen español, textualmente se traduce como «espíritu», «hombre-invisible», pero conforme al arte adquirió otro sentido y podría traducirse como «sentimiento», «fuego» o «magia». Diríamos «No tiene el fuego», en España se diría «No tiene duende».
Los artistas del flamenco saben bien que su arte no alcanzará el alma si no tiene este fuego. El intérprete puede estar inspirado, puede tener el estado especial de alma, y de su estado de alma depende si la canción alcanzará el alma del auditorio. Esto, ya que el flamenco es un género de baile improvisado y sin inspiración la improvisación es imposible. Precisamente por esto en muchas grabaciones hechas en el estudio, este sentido está perdido, porque no puede repetirse e imitarse en tales condiciones. Un cantador, José de los Reyes “El Negro” decía que es necesario sentir un momento en el que sea posible cantar lo mejor posible, dando a la canción la mejor parte de sí mismo. Él un día confesó que durante la grabación de su álbum, no había podido «entrar en la situación», no había podido «cantar en su placer», porque le hacía falta comenzar después de que se le encendiera la lámpara roja. Otro cantador, Antonio Marena, decía que sus grabaciones «no valen na’a», porque eran «las grabaciones de la mañana» y el duende le visitaba sólo de noche.
El gran cantador Manuel Torres un día le dijo a un cantante «Tú tienes voz, sabes cantar, pero no alcanzarás nada, porque no tienes duende».
Duende es una fuerza, que te ayuda a llevar tus sentimientos al auditorio. No puedes explicar lo que sientes, pero eres capaz de hacer a los espectadores sentir lo mismo.
Esta noción puede pertenecer no sólo al flamenco, sino a cualquier otro arte. Geothe definió lo que es el duende, dicho sobre Paganini: «Es un poder misterioso que todos sienten pero que ni un solo filósofo puede explicar».
El poeta español Federico García Lorca es el creador de toda la teoría del duende. Dice que duende es posible en todo tipo del arte, pero es más amplio y extenso en la música, el baile y la poesía, artes en las cuales quienes las ejecutan necesitan la encarnación viva del duende en el cuerpo humano.
García Lorca distingue en el arte tres principios y las personifica en las imágenes del «ángel», de la «musa» y del «duende». El ángel alumbra, se origina de la felicidad, y el hombre crea sin esfuerzo. La musa dicta, inspira. El duende no es sólo la inspiración, sino es una fuerza, con que hace falta entrar en duelo. La musa y el ángel descienden, pero al duende hace falta evocar en sí mismo. «La aproximación del duende significa la transformación del cañón y la extraordinaria e incredible frescura – todo ello es como una rosa que brota, es como un milagro y despierta un éxtasis casi religioso. El duende quita la geometría cómoda, rompe el estilo; exactamente él forzó a Goya, el maestro de los colores plateados, grises y rosados, a frotar en el lienzo el pez negro por la rodilla y los puños...»
Comparando el flamenco con el ballet, la bailadora española Suzana dijo que a diferencia del ballet, en el flamenco nadie termina pronto, en este arte no hay límites de edad. El flamenco se baila no debido a que el telón esté levantado, o que el número esté declarado, sino debido a sentir la necesidad interna de hacerlo.
El duende transforma el baile en chamanismo, en magia, en aquello que es primitivo, que surge de los antiguos bailes rituales.
Para quien lo tiene, el duende no es capaz de repetición, pues es distinto siempre. El duende no se repite, como no se repite un temporal en alta mar.

Alejandra Primáchek, graduada de la Universidad estatal humanitária de Rusia
 
 
Categoría: № 18 | Ha añadido: quepasa (25.07.2009) | Autor: Alejandra Primáchek
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