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Inicio » Artículos » Año lectivo 2008/09 » № 19

IR A POR MÁS, O LA SICOLOGÍA DEL EMPUJÓN
Los hombres, sin ilusiones,
Recién nacidos, son viejos.
Caminan sólo a empujones
Y nunca llegan muy lejos...

Esta vieja canción española me viene a la cabeza con frecuencia. Sobre todo lo de empujones :-) Ya voy a explicar por qué, pero antes permítanme otra cita. Un texto cómico recorre la red, titulado: Preceptos del coordinador. La doctrina oculta para quien desee prosperar trabajando con la gente. Los principios de la Doctrina  rezan:

Axioma 1. Nadie necesita nada.
Consecuencia a: Si de repente alguien parece necesitar algo, quien lo tenga que hacer será Usted.
Consecuencia b: Nadie debe nada a nadie.
Consecuencia c: Usted lo debe todo a todos.

Axioma 2. Todo se olvidará.
Axioma 3. Todos esperan un empujón.”

Pero la regla que me gusta más es esta: “si de pronto alguien parece necesitar algo, esto significa que:
a) necesita otra cosa bien distinta;
b) le han dado un empujón;
c) ya es muy tarde.”

Bromas aparte, un sinfín de veces me he puesto a pensar en los dos tipos de personas con que tienes que tratar: los que necesitan algo y los que no. Los que se contentan y los que van a por más. Y no creo parecer demasiado original ni pretendo sorprender si digo que siento cierta atracción por estos últimos. Porque al fin y al cabo son ellos los que hacen mover el mundo. Aunque estar con ellos no sea sólo una experiencia interesante y agradable, sino una constante inquietud y lucha; aunque no siempre consigan los muchos objetivos a los que aspiran.
Cuando hace poco con mis alumnos estuvimos hablando de un tema bastante afín: el perfeccionismo, – primero me sorprendí y después comprendí la valoración no tan positiva que daban a este fenómeno. Efectivamente, un perfeccionista no es un tipo fácil de tratar en el día a día. Es arduo, por demasiado exigente con los demás y antes que nada consigo mismo. Mas si debo hacer una opción, preferiré al perfeccionista. Porque el opuesto del perfeccionismo es la dejadez, el permisivismo, el relajamiento moral, o sea algo que – llevado a su extremo – es, en mi opinión, mucho más horrible que la excesiva meticulosidad.

 

 

Categoría: № 19 | Ha añadido: quepasa (27.07.2009) | Autor: Miguel Mazaev
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