Corren rumores, pues, que pronto las clases durarán más pero los estudiantes tendrán una pausa garantizada para almorzar. ¡Quién habría dicho jamás algo contrario a que los estudiantes comieran tranquila y regularmente! Mas ¿la duración de las clases?... De ello, bajo todos los aspectos, sólo me resulta que pasaremos en la Universidad más tiempo consiguiendo hacer menos.
Se filtran rumores que en Sociología la cosa está que arde. La protesta estudiantil, empezando exactamente del problema de la comida (¡imagínense un café universitario con una taza de té a 70 rublos!) ya ha pasado a reclamar mejor calidad de educación que se imparte.
Circulan rumores que el proceso de Bolonia está en marcha, que pronto llega y nos alcanza a todos. El Rector se muestra desconfiado ante ese tal proceso y las personas informadas aseguran que va a destruir nuestro sistema de enseñanza. Que yo sepa, el proceso de la construcción del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) iniciado con la declaración firmada en 1999 en la ciudad italiana – sede de la universidad más antigua – lo que se propone es una convergencia de estándares, es uniformar un poco los padrones nacionales. Y ya era hora: quien alguna vez haya tenido que explicar a los colegas (o peor: a los funcionarios) extranjeros qué son todos estos cursos en el suplemento a su diploma, qué significa ser aspirante o candidato a doctor, me dará la razón. Tampoco debe provocar pánico la división en dos ciclos. Ya tenemos división: desde el tercer año hay especialización, desde el quinto el estudiante dice adiós a las aulas y se dedica a escribir su trabajo de diploma (que en muchos casos bien vale una tesis de maestro). Incluso los críticos no son unánimes, si no todo lo contrario: los españoles, por ejemplo, advierten contra el aumento de las horas lectivas presenciales obligatorias, mientras mis colegas rusos presagian su catastrófica reducción. Las asignaturas optativas tampoco me parecen mal, antes por el contrario, es lo que hace falta para personalizar un poquito (sea del punto de vista del estudiante como del profesor) el sistema. En Europa ya se dan cuenta que tampoco hay que exagerar y es curioso que ha sido España el país que ha realizado un estudio que lo comprueba: el porcentaje óptimo de los cursos a elección será alrededor de un 40%. Lo que sí debe preocupar no es la idea, creo, sino cómo va a ponerse en práctica. Y aquí, como es costumbre, podemos esperar muchas sorpresas, pero no de Bolonia, sino hechas aquí en Moscú.
Corren rumores... ¡Ojo! M. Mazaev es antropólogo, profesor de español y portugués. Se le conoce como a una persona de principios firmes, por lo cual ha accedido a dirigir una columna de nuestro periódico, intitulada “Principios"
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