El 13 de mayo 2007 en Moscú terminó el 71 Campeonato mundial de hockey. En el partido final Canadá venció a Finlandia (4:2) y conquistó el oro. La selección rusa ganó el bronce. Así pasó que en primavera Rusia vivió de hockey. El 13 abril en Kazan’ habíamos visto el final muy interesante del Campeonato ruso entre “Ak Bars” y “Metalurg”. Después de dos semanas el 27 de abril los mejores 16 equipos cruzaron sus cayados en Moscú y en Mytischi en el 71 Campeonato mundial de hockey-2007. Sin embargo entre los 16 equipos destacaba la llamada “grande septena”: los dos equipos norteamericanos (Canadá y Estados Unidos) y los líderes del hockey europeo: Rusia, Suecia, Finlandia, República Checa y Eslovaquia. Este año esperábamos el oro del equipo ruso, porque su entrenador Venceslao Bykov consiguió juntar bajo la bandera tricolor entre otros las jóvenes estrellas rusas de talento y de mucha técnica: Eugenio Malkin, Alejandro Ovechkin, Elías Kovalchuk etc. Hace 14 años, desde el Campeonato de 1993 nuestra selección no había visto las medallas de oro. Según los expertos, el equipo ruso modelo 2007 era el favorito principal del Campeonato. Los hinchas tenían sed de victorias y de oro. Así empezó el torneo. Paso a paso nuestra selección triunfó sobre Dinamarca (9:1) y Ucrania (8:1), Finlandia (5:4) e Italia (3:0), Suiza (6:3) y Suecia (4:2). Rusia era uno de los dos equipos imbatidos en la fase preliminar. Solo Canadá se encontraba en igual situación también. El 9 de mayo, el Día de la Victoria en los cuartos de final la selección rusa se encontró con la de República Checa. ¡Apoyados por los hinchas del estadio, los hockeístas rusos derrotaron a los checos – 4:0, entrando los primeros en la semifinal del Campeonato! Particularmente hermoso fue el tercer gol del equipo ruso. Eugenio Malkin ganó al portero checo Roman Czekmanek, contorneó la puerta y metió el gol, al dejar Czekmanek con un palmo de narices. Solo el legendario hockeísta ruso de los anos 40-50 Vsévolod Bobrov había marcado así. A diferencia de Czekmanek el portero ruso Alejandro Yeremenko guardó su puerta “sellada”. ¡Al ver el juego tal inspirado del equipo ruso creímos que esta selección pudiera ganar el oro! En la semifinal nuestro rival era Finlandia que había vencido a los Estados Unidos (5:4 por “bulitas”). La otra pareja contenía Canadá (que había derrotado a Suiza - 5:1) y Suecia, triunfado sobre Eslovaquia en cuartos de final con un tanteo de 7:4. La semifinal A pesar del estatus de “favorito” al equipo ruso no le era fácil jugar en este partido. ¿Por qué? Primero, ahí están los traumas. Después del partido con los checos quedó fuera del servicio el mejor goleador de nuestra selección Alejo Morózov. En el comienzo del juego con los finlandeses recibieron traumas el “pilar” de nuestra defensa Andrés Markov y el delantero Pedro Schastlivyi. El entrenador tuvo que barajar las estables líneas ofensivas y defensivas. Segundo, al estilo ruso, caracterizado por ataques de alta velocidad y técnica, cuando los hockeístas rusos pasaban a través de los defensas de otros equipos, los finlandeses les contrapusieron un juego pegajoso, duro y a veces rudo. Más la presión con mucha atención a la defensa. Disminuido por pérdidas de ciertos jugadores, el equipo ruso aspiraba a abrirse el camino hacía la puerta finlandesa, pero tuvo éxito sólo una vez (el gol de Malkin al noveno minuto). El trauma del mejor defensa Markov jugó su papel. Estando en mayoría, la selección rusa dejó pasar un gol: al duodécimo minuto el delantero finlandés Yukka Hentunen empató el tanteo. Hasta el final del partido nuestros hockeístas hacían ataques, pero sin resultado. El juego continuó en sobretiempo, en que los finlandés tuvieron suerte. Al sexto minuto del overtime Mikko Koivu metió el punto en el partido, convirtiendo Finlandia en el primer finalista del Campeonato. El silencio sepulcral se estableció en el estadio. Los hinchas estaban chocados por el gol, los finlandeses celebraron el éxito y los hockeístas rusos detenidos en a paso de la final guardaban silencio. ¡Ay, esto es deporte! La suerte es el factor necesario y esta vez sonrió a los finlandeses. El otro partido era marcado por la dominación total del equipo canadiense – 4:1 contra los suecos. Éstos no pudieron oponer nada a la manera canadiense de jugar vivamente, con agresión y sin demasiadas expulsiones. Así fue que Finlandia y Canadá entraron en la final. Los hockeístas de Canadá celebran sus medallas de oro, ganados en Moscú. El final y el partido por el bronce El 13 de mayo en el final el equipo de Canadá venció a Finlandia en un partido reñido – 4:2. Después de los goles de Rick Nash, Jordan Staal y Colby Armstrong el equipo canadiense adelantó (3:0), pero luego Petri Kontiola y Antti Miettinin acortaron el atraso (3:2). El cuarto gol canadiense (Rick Nash) a dos minutos del fin fue el último. Canadá triunfó y se convirtió en campeón del mundo. Por la 24a vez. Poco antes la selección rusa había ganado las medallas de bronce, al triunfar sobre Suecia – 3:1. En su último partido ninguna responsabilidad ya pesaba sobre los equipos. Nuestros hockeístas jugaron vivamente, con inspiración, a un hockey “abierto”. Como antes Malkin y sus compañeros nos alegraban con sus ataques de gran velocidad y con goles, y el portero Alejandro Yeremenko – por sus “saves” (salvamientos de su puerta de tiros). En general el equipo ruso cumplió la tarea-mínima: ganó las medallas. Después del fracaso en los cuartos de final del año 2006, el bronce-2007 es, sin duda, un éxito y un paso adelante. Desde luego deseábamos el oro, y el bronce es un triste consuelo. Pero yo creo que lo más importante es el hecho que tengamos una perfecta selección, muy joven pero talentosa. De cuyo juego experimentamos placer. Y cuyas victorias, creo yo, son en el futuro. ¡Esperamos nuevas victorias! Hoy nuestros hockeístas han conseguido el bronce. ¡Esperábamos oro!
Miembro activo de la Unión Creativa de Estudiantes de historia (TSSI), Pablo Timoféyev es un investigador de la historia contemporánea de Francia y deportista aficionado.
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