Cuando se habla de la cocina italiana los primeros platos que vienen a la mente son las pizzas, pastas y el risotto. Si bien son de los platos más populares no son los únicos. La gastronomía en ese país es extremadamente variada, el país fue unificado en el año 1861, y sus cocinas reflejan la variedad cultural de sus regiones así como la diversidad de su historia. Se puede decir que Italia tiene mil platos diferentes y los estilos varían según cada región, tratándose de una cocina con un fuerte carácter tradicional en la que se puede pasar desde los platos abundantes y cremosos propios del norte hasta las especialidades picantes del sur. Se la agrupa dentro de la denominada gastronomía mediterránea que se trata del conjunto de platos y gastronomías procedentes de los países que tienen como frontera al Mar Mediterráneo. Entre ellos tienen en común el clima, los cultivos y las rutas comerciales.
La carne está presente en numerosos platos como el ossobuco, la bistecca a la florentina, el bollito misto o la busecca. A su vez los embutidos tienen fama internacional como el famoso prosciutto italiano, la mortadela o el salami. Se los come acompañando otros platos o en los famosos paninis, similares al bocadillo español. El pescado en tanto es abundante en las zonas con costa mediterránea y es muy elaborado especialmente en Sicilia.
En este artículo quisiera haceros conocer un plato italiana que probé en Roma. El “Ossobuco” es un plato tradicional de la cocina italiana que se puede encontrar en Milán (capital de Lombardía) lugar de Italia de donde es originario. Desde la segunda mitad del siglo XX se ha hecho un plato también muy frecuente en la Argentina central. Se trata de un guiso preparado con carne de ternera (morcillo) cortada en rodajas de gran grosor (3cm) y sin deshuesar. En italiano las palabras osso buco significan: hueso (con) agujero, indicando de esta forma la característica del plato. A menudo se sirve acompañado de arroz.
El ossobuco se elabora mediante la carne de ternera que se bresea lentamente (cerca de dos horas) en vino blanco para que se aromatice. Algunas recetas emplean caldo de carne en su lugar. Se suele servir la carne con el hueso y si no se acompaña con arroz generalmente son verduras cocidas.
Una variante tradicional en la cocina italiana se denomina Ossobuco alla gremolata se prepara sin tomate y se le acompaña de la famosa salsa gremolata (compuesta de ajo y piel de limón y diversas hierbas).
Recomiendo que gustéis este plato en Roma, en el barrio más típico, el Trastévere.
Marina Urségova, cantante y compositora, aficionada al deporte y a la música, se interesa también por temas ecológico-ambientales y de la naturaleza.
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