«Es un hombre más completo de nuestra época», decía sobre el Jean-Paul Sartre.
Ernesto Che Guevara (1928-1967) es uno de los más grandes líderes de la historia, un hombre con sueños de libertad y de reivindicación social para todos los pueblos oprimidos del mundo. Fue, en síntesis, en sempiterno rebelde, pero también alguien tan desinteresado que consagró su vida a luchar por sus ideales, y murió por ello. Aunque también hay personas que lo creen solamente por un soldado aficionado y hasta un terrorista.
Su encuentro con Fidel Castro en México, D.F., en julio de 1955, fraguó sin duda el tándem mas revelante en toda la historia revolucionaria de Latinoamérica. El Che ganó su estrella de comandante combatiendo con inusitado valor en la Sierra Maestra, codo con codo junto a Fidel Castro, desde los más difíciles y heroicos momentos de la Revolución Cubana. Cuando el 1 de enero de 1959 «los barbudos» entraron victoriosos en Ciudad de la Habana, el revolucionario argentino ya era inmensamente popular.
Su ultima misión, la que le costó la vida, pasaba en Bolivia. Un campesino había delatado la presencia de guerrilleros y el 8 de octubre de 1967 éstos quedaron atrapados en la Quebrada de Churo, una hondonada boscosa de trescientos metros de largo y apenas cincuenta de ancho. Tendrían que abrirse paso a tiros, surgió un tiroteo prolongado en el que cayeron unos compañeros del Che. Una bala hirió a Che Guevara en la pantorrilla izquierda y otra le atravesó la boina. Con la ayuda del boliviano Simón Cuba, «Willy», trató de escalar el desfiladero para huir. Los observaron soldados ocultos y cuando estaban a pocos metros, el sargento Bernardino Huanca apareció entre la maleza y les apuntó con su fusil. Según él, el Che le dijo: “No dispare. Soy Che Guevara. Valgo más vivo que muerto.” Momentos después, avisado por los gritos de Huanca, llego el capitán Prado y ató las manos del Che con su propio cinturón.
El día siguiente a las 12.30 llegó un mensaje del alto mando en La Paz para el coronel Zenteno Anaya quien dio una orden “proceder a la eliminación del señor Guevara”. Las versiones difieren, pero según la leyenda, las últimas palabras del Che fueron: “Sé que viene a matarme. Dispare, cobarde, sólo va a matar a un hombre”. Terán, un hombre que se había ofrecido voluntario para la misión, le disparó en los brazos y las piernas. Tenía la orden estricta de no dispararle a la cara puesto que la versión oficial diría que el Che cayó muerto en un combate. Mientras el Che se retorcía en el suelo y al parecer se mordía una muñeca para contener los gritos, Terán disparo otra ráfaga. La bala fatal le perforó el tórax y sus pulmones se llenaron de sangre. Como dijo después Fidel Castro : «Su conducta en esa misión fue, como siempre, ejemplar e insuperable».
La noche del 18 de octubre, en la Plaza de la Revolución de la Habana, Fidel se dirigió a una muchedumbre como pocas veces vería en su vida. Casi un millón de personas asistieron al velatorio nacional del Che. Con voz enriquecida por la emoción, Fidel rindió un fervoroso homenaje a su antiguo camarada, al que exaltó como la encarnación de las virtudes revolucionarias.
Corren muchos rumores y nacen muchas leyendas sobre la muerte del comandante. Varias personas cuentan historias distintas asegurando que estaban presentes a lo que sucedió en realidad. También dicen que en la tumba oficial del Che permanecen los restos de otra persona. En febrero de este año apareció la información sobre un hombre que decía saber donde realmente estaba enterrado el héroe puesto que fue él mismo con varios hombres más quien lo enterró. Y también le aclaró al mundo que el lugar de la tumba jamás se lo diría a Fidel Castro y sólo a la familia del Che le abriría este secreto que guardaba tantos anos.
No cabe duda de que la desaparición física del comandante Ernesto Che Guevara significó un duro golpe para la mayor parte de la humanidad que anhela y esta necesitada de profundas reformas sociales. Sin embargo, tal y como ha sucedido a lo largo de la historia, las ideas de los grandes patriotas y revolucionarios que dejaron de existir cayendo en el combate, asesinados, o muertos de la manera natural, en vez de apocarse se han agigantado.
Marina Miroliúbova es una buena amiga del “ ¿Qué pasa?” que nos encontró en el Internet.
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